jueves, 12 de febrero de 2009

CADA PASO, UN MUNDO; CADA PERSONA, UNA HISTORIA

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CADA PASO, UN MUNDO; CADA PERSONA, UNA HISTORIA

Cuentan que, por estas tierras nuestras, iba un buen día un viajero caminando por la Alpujarra desde Órgiva hasta Cáñar. Un "buen día" de esos, con el calor a cuestas, casi vencido por el cansancio, hasta con su sombra que se le partía en mil pedazos.
Como no conocía muy bien el camino, estaba tan deseoso como ansioso de encontrarse con algún labriego para preguntarle por el más corto y/o más cómodo.
Al cabo de unas horas de garabateos, de raspearse contra el suelo y la roca, de llevarse en sus partes bajas, pana contra pana, el barro de las acequias como muestra y prueba, se topó con un oriundo en uno de aquellos escalonados bancales e interminables.
El viajero, ansioso por llegar y echarse además una palabra al oído, se plantó delante de él, e hincando casi sus rodillas en tierra, le preguntó con muy buena fórmula y forma:
- ¿ Cuánto falta para Cáñar ?
Y allí, esperó unos segundos, tomando como excusa aliento y aire, mientras que el labrador lo miraba sin pronunciar palabra. Así que, de nuevo, insistió con la misma.
-¿Por favor cuánto falta para llegar a Cáñar?
El campesino, secándose el sudor de la frente - mitad agua, mitad tierra- insistía con su silencio. Sólo le salió un ¡Hey mula, no te quejes, que ya terminamos!
A la tercera irá la vencida, verás, vaya esaborío de hombre, se dijo para sí el mosqueado caminante.
- ¿Que si queda mucho para Cáñar ? le gritó con insistencia .
Y allí, dejándolo por imposible, continuó con el camino que llevaba. ¡Qué poca amabilidad se cuece por estas tierras, madre mía! - se dijo para sus adentros -
Cuando no llevaba ni unos cien metros recorridos, oyó a sus espaldas una voz que le decía…
- A ese paso de usted unos quince minutos, señor!
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-Moraleja: en este mundo nuestro, las distancias, los humanos somos tan relativos…!

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